Tuesday, October 14, 2008

Una entrevista caleta


Hace varios meses, caminando por las afueras de la universidad San Marcos, me encontré con una revista hecha por los alumnos del integrado de Letras de dicha universidad. Compré la revista porque en ella apareció una entrevista que me hizo Lourdes Goldez a mediados del 2007.

A los días la revista se me pierde, fue un fin de semana que visité a mi abuela. Volví a buscar la revista para comprarla otra vez y no la encontré.

Pues bien, en las últimas horas estuve borrando algunos mails de mi cuenta de Hotmail y me topé con el archivo sin editar que Lourdes me había mandado días después de hacerme la entrevista en el Centro Cultural de España.

El día de la entrevista, tanto Lourdes como yo estábamos, literalmente, borrachos. Y la posteo tal cual, en parte para no que no se pierda la esencia de la misma y porque, francamente, tengo mucha flojera para editarla.

Aquí va:

Entrevista a Gabriel Ruiz-Ortega

¿Tienes algún vicio en especial?

Bueno, siempre han sido los cigarros pero vicios así como tomar alcohol…no, no soy mucho de alcohol, aunque digamos que cada 15 días tengo vicios normales como meterme un troncho pero nada que me tenga en la condición de adicto, para nada. Eso sí, mi vicio supremo desde hace ya muchísimos años es el cigarro. Eso no lo puedo negar.

¿Cómo vez el circuito literario de Lima? Me refiero a sus autores.

Yo lo veo, digamos…en una época de eclosión tanto por el lado de los narradores que están apareciendo muy interesantes, también poetas jóvenes con una propuesta muy sólida, caracterizada por la búsqueda de una voz propia que rompe con los esquemas, estereotipos de la década pasada. Esto también se hace más patente en la narrativa. En ese lado lo veo muy bien, sobre todo que la narrativa en estos años, para la cultura en el Perú, está dando los mejores lauros al Perú como tal, no solo desde el punto de vista cultural sino como nación. Yo creo que la presencia o los galardones que han obtenido por ejemplo Alonso Cueto o Santiago Roncagliolo no son nada gratuito o también la creciente atención que se tiene por la obra de Daniel Alarcón, esto me parece muy estimable. Por ese lado lo veo muy bien. Sin embargo, en el ambiente cultural limeño siempre ha adolecido del compadrazgo y lo que veo como un gran peligro sobre esto es que al menos antes el compadrazgo permitía elevar a un autor bajo la vara o el amiguismo que hay pero al menos el autor era bueno. En cambio ahora se endiosa a cada ignorante que tiene como mérito literario el haber tomado con algunos poetas referenciales de Quilca o de otro lugar. Esto no se nota tanto en la narrativa sino en la poesía. Aquí sí los compadrazgos están claramente tipificados. Pero tampoco me hago algún problema con esto porque los compadrazgos siempre han existido, no solo aquí en el Perú sino en todo ambiente literario. Tienes que tener en cuenta que en la literatura a diferencia de otras artes, profesiones u oficios, tiene un componente esencial que es que cualquiera no puede ser un escritor, un poeta, un narrador. Detrás de la mente de un escritor hay indudablemente un gran pensamiento, una opción ideológica sustentada en un razonamiento. A todo esto adiciónale ego, entonces es el ego el que termina por decidir muchas cosas. Y es por los mismos egos que nacen estas habladurías que siempre hay.

¿Cómo fue tu paso por la universidad?

Yo estuve en San Marcos, estuve en la Ricardo Palma…estuve unos dos años estudiando traducción: No me gustó. Estuve en la Villareal un año, estudiando comunicaciones, tampoco me gustó. No he terminado ninguna carrera y tampoco sé si puedo considerarme un autodidacta porque pese a no haber pasado por universidad siempre mi contacto con la literatura, con el pensamiento siempre ha sido de una manera muy permanente. Bueno, además, nunca he pensado que una universidad haga a un escritor, indudablemente te da ciertos parámetros teóricos para ciertas profesiones específicas pero no creo que limite la formación de un creador en todos los aspectos.

¿Quién es Gabriel Ruiz-Ortega?

Pregunta difícil jajaja. No, mira…te digo esto, me podría definir como una persona que trata de hacer las cosas con la mayor claridad posible. Trato de decir lo que pienso sin ofender a nadie aunque esto último no me ha pasado en estos últimos años. Por desgracia, siempre que una opinión por más lacerante que sea y por más cierta que sea, siempre va a terminar chocando a alguien. Sin embargo, yo te puedo decir lo siguiente, me considero solamente un escritor que tiene unos cuantos vicios, a quien le gusta mucho, pero mucho la música, vivo lo que tengo que vivir, tengo las experiencias que tengo que tener. Sobre todas las cosas creo que Gabriel Ruiz-Ortega es un lector que escribe, ese es Gabriel Ruiz-Ortega.

¿Cómo te iniciaste en la literatura?

Mi contacto con la literatura siempre ha sido permanente. Prácticamente desde casa, en mi casa siempre tuve la suerte de tener buenos libros a la mano. Sobre todo nunca tuve la restricción de los padres que dicen: Tienes que leer este libro o no. Digamos que de ese lado siempre he tenido mucho apoyo, en especial mi padre porque siempre ha estado animándome en todo esto, lo que es dedicarse a la literatura. Más o menos desde adolescente quería dedicarme a la literatura pero también era conciente que de literatura no podía vivir en este país. Pero más allá de todas las cosas llegué a la literatura a través de la lectura, netamente por eso. Yo desde adolescente leía bastante pero empecé a escribir de una manera más concienzuda a partir de los 19 años. Ya más o menos tratando de cumplir un horario de escritura. A tal grado que me gano la vida escribiendo, escribo lo que me gusta y creo que llego a todo eso a través del acervo literario que me he ganado en estos años.

Por lo visto en tu blog, la música juega un papel importante en tu vida, ¿también lo juega importante en lo que es tu proceso creativo?

Ehmm, por ejemplo, mi blog se titula La fortaleza de la soledad, lo saqué del título de una novela, para mí es la mejor novela que he leído en estos 10 últimos años, es de un newyorkino llamado Jonathan Lethem. Me gustó tanto esa novela porque se mueven tanto los crisoles literarios de la literatura de masas, tanto como el cine B, cine que no tiene ningún rango estético como lo que se puede denominar cine autor. También contiene muchas referencias musicales, sobre todo a un disco que me gusta mucho que es Quadrophenia de The Who. Ahora, todo esto lo contiene La fortaleza de la soledad y por eso decidí postear mi blog bajo ese nombre. En un principio empecé mi blog posteando las reseñas que escribo para el diario Siglo XXI de España. También posteaba las entrevistas que hacía para este medio. Pero llegó un momento en el que me dije que usar un blog solo para poner reseñas y entrevistas me parecía algo muy bajo…no, muy bajo no sino me pareció limitar las posibilidades infinitas que te da el blog. Entonces, ahí empecé a enfocar La fortaleza de la soledad hacia un blog de opinión más que nada, en la cual opino lo que me interesa. Si te das cuenta la música juega un papel importante para hacer el blog más dinámico, le da más frescura. Eso sí, la música que enlaza La Fortaleza de la soledad con La caverna, ahí impera el criterio más ecléctico que pueda haber.

Yo todo el día, desde que me levanto hasta que me acuesto escucho bastante rock, punk, rock progresivo. De grupos…Sex pistols, Pink Floyd y siempre The Who. Sin embargo, algo curioso pasa con la música, al momento de escribir. Para escribir ficción prescindo del pop, del rock, de todo eso y pongo las Variaciones Goldberg de Glenn Gould. La versión que hace Gould es de las Variaciones Goldberg de Bach. Para mí las Variaciones Goldberg son claves, vitales. Yo no logro escribir nada si no escucho las Variaciones Goldberg.

¿Cómo fue que decidiste escribir una obra como La cacería? Y cómo te marcó esa época de confusión nacional.

Yo llegué a La cacería porque yo leo de todo para empezar, pero siempre he sentido una fascinación muy grande por las novelas inscritas en la tradición del best seller. Yo siempre he disfrutado con novelas de John le Carré, Stephen King, Arturo Pérez Reverte, y digamos que lo que a mí me interesaba no era hacer un alarde de la poética de la palabra al escribir. Lo que me interesaba era contar una historia atrayente como para tener al lector enganchado de la primera a la última página. Entonces, La cacería, en mi opinión, es un granito de arena que simboliza un tipo de retribución hacia los best sellers. Ojo, me refiero a los buenos best sellers, yo no jamás voy a ser lector de Dan Brown, Isabel Allende, Paulo Coehlo o algún otro innombrable. Entonces, prácticamente es eso, La cacería es inscrita en la tradición del best seller. Me olvidaba, un autor fundamental del best seller y que siempre he leído es Manuel Vásquez Montalbán. Creo que si no lo hubiera leído jamás de los jamases hubiese escrito La cacería.

Y cómo llegué al tema...indudablemente viví mi adolescencia y mis primeros años de juventud más hormonal en la época de Fujimori y Montesinos. Ver el grado de idiotez en el cual había caído la gente al apoyar un gobierno que estaba de cabeza, que no respetaba los derechos humanos y que la gente estuviera callada me parecía asqueroso. Yo durante muchos años pensé que estábamos en un país de bestias, para serte sincero. Y yo siempre fui una persona que renegó abiertamente del fujimorismo, tanto en su época de gloria que vendría a ser del 90 al 95 como su época de patente decadencia de 95 al 2000. Desde que vi el autogolpe de estado en el 92, me dije: Aquí estamos ante un pendejo que quiere hacer lo que le dé la gana. Por más que el país estuviera de cabeza, ejercer ese tipo de solución indudablemente no era para nada dable. Sin embargo, me sorprendió que hubiera gente que apoyara una medida tan descabellada como esa, lo cual demuestra la poca cultura política que tenemos los peruanos. A mí siempre me llegó todo lo que hacía el gobierno y paradójicamente cuando estaba en busca de un libro, un tema para escribir una novela, tengo yo la suerte que un escritor al que estimo mucho como Alonso Cueto publica Grandes miradas, que también retrata los últimos meses del fujimorismo. Recuerdo que cuando leí esa novela me gustó tanto porque por un lado es una buena novela por otro porque marca un cambio en la narrativa de Cueto y sobre todo decir: Caramba, sí se puede ficcionalizar el fujimorismo. Sobre todo mi obra nace a través de la desazón que me dejó el gobierno de Fujimori, nace a través de mi interés de querer hacer una novela inscrita en la tradición del best seller y sobre todo nace porque, como bien lo he dicho en la presentación, La cacería es una hija malcriada de Grandes miradas de Cueto. Tanto Cueto, Fujimori y toda esta podredumbre moral fueron los que me lanzaron a escribir La cacería.

¿Por qué elegiste un periodista como personaje principal para La cacería? Porque en cierta medida tú también lo eres.

Mira, es indudable que elegir al periodista fue más que nada por contar con un punto de vista de un narrador personaje que contara la historia. No me fue tan difícil elegirlo, simplemente me dije, acá tengo un narrador personaje que lo puede hacer. Fue más que nada una estrategia. Necesitaba yo un narrador personaje. Aunque prácticamente hay dos narradores personajes, está por un lado Óscar Gómez el periodista de Caretas, que al final va dejando la escritura de La cacería para que el personaje llamado Gabriel entre a completar la novela.

¿Por qué sentiste la necesidad de hacer una antología como Disidentes?

La idea no fue mía, fue de Harold Alva, el editor de Zignos. Conversando por Messenger me propuso realizar esta antología y que yo formara los parámetros de la misma. El criterio que utilicé fue que muchos de estos narradores que han aparecido a partir del 2000 en adelante, los cuales son muy talentosos, pero que exhiben una rasgo en común, creo yo, que es el quiebre tanto estructural como temático con lo que se escribió en narrativa joven en la década del 90. Es por eso que yo digo, voy a escoger solo los escritores que ofrecen este quiebre con la década pasada. Entonces, no me fue difícil ya saber con quiénes iba a contar. Porque además, los escritores que ofrecen en patente ese quiebre, no le deben absolutamente nada de nada a lo escrito en narrativa joven en la década pasada. Ojo, yo no te digo que los escritores jóvenes aparecidos en la década del 90 sean malos, la gran mayoría son malos, pero de esos escritores sí tengo que nombrar a algunos cuantos como Iván Thays, Ricardo Sumalavia, Óscar Malca, Patricia de Souza, hasta el mismo Jaime Bayly, Mario Bellatín y Enrique Prochaska. Ellos fueron los únicos sobrevivientes para mí. Lo que más me gustó de la experiencia fue que yo pensé que iba a ser difícil hacer la selección, encontrar el parámetro pero no, más bien lo difícil fue elegir porque hay escritores muy buenos que tuvieron que estar fuera de la antología. También me deja satisfecho que de ningún lado escuché un pero. Yo tuve muy buena acogida y entusiasmo por el proyecto tanto de escritores como Roncagliolo, Daniel Alarcón, Carlos Yushimito, Antonio Moretti, Daniel Soria, Marco García Falcón y me gustaría nombrar a todos pero no me acuerdo, son 20 en total.

Ocurre también que Disidentes se la entregué a Harold Alva en diciembre del año pasado pero por motivos de la editorial de Harold, Zignos, Disidentes no sale en Zignos. Como la antología es buena, eso fue lo que llamó la atención a los editores de Revuelta, me ofrecieron la posibilidad de editar Disidentes.

Fue una grata experiencia hacerla. Como te digo yo esperaba un pero, y sabes cuál era el pero, por lo general las antologías la hacen personas mayores, con un recorrido literario importante, gente que tenga 35, 40 o hasta más. En cambio, yo soy un escritor que tiene 29 años y que hayan confiado una antología a mi edad, me deja bastante satisfecho, creo por lo menos que algún tipo de consideración debo tener de los 20 escritores seleccionados porque todos se portaron A1, todos. Y yo no dejo de estar agradecido, además creo que elegí bien entre los 20 que están.

¿Por qué elegiste por título Disidentes para esta antología? ¿Te sientes como un disidente en la literatura algunas veces?

Yo creo que todo aquel que se dedica a la literatura es un disidente. Yo cogí el término disidente para ajustarlo a un tipo de concepto más existencial. Desde el mismo momento en que una persona decide dedicarse a la literatura es de por sí un disidente, porque en una sociedad como la peruana en especial, que ofrece todos los medios para que no te dediques a la literatura. En cambio, si hay una persona que a pesar de esto decide sacarle la lengua a la realidad para dedicarse a literatura u otras artes, es de por sí un disidente.

Además, el nombre de por sí suena bien. Pero no sé cómo se me vino disidentes. Prácticamente sí fue un problema elegir el nombre, te soy sincero. Yo estaba buscando un nombre para la antología que tenga la menor cantidad de palabras posibles. No sé cómo se me vino, creo que el día que lo elegí debo haberme metido algo de marihuana. Sí, fue por gracias a la marihuana, no puedo negar eso. Fue como una iluminación.

¿Qué es para ti la antología misma?

Me permitió trabajar en algo que en lo personal nunca pensé trabajar. Yo escribo reseñas para Siglo XXI, hago crónicas para una revista, escribo mis proyectos personales. Ahora, el hacer Disidentes indudablemente exigió de mí un nivel de profundidad crítica, argumentativa, digamos más académica. No me hice problemas en ese lado. Decidí explorar la antología bajo la óptica de un escritor y no la de un académico, porque yo creo que la óptica de un escritor para cualquier lector siempre va a ser mucho más rica que la de un académico. Por lo general cuando lees una antología hecha por un académico no lees el prólogo, lo saltean, y yo quería que me leyeran. Y bajo ese criterio fue que enfoque el trabajo de la antología bajo mi óptica de escritor. El prólogo es más subjetivo de lo que creo, de lo que he visto. Ojo, tampoco te estoy diciendo que los críticos sean aburridos, nada de eso. En el Perú hay muy buenos críticos literarios como Gustavo Faverón. Pero yo necesitaba hacer una antología que sea un poco irreverente y yo creo que esa irreverencia viene a raíz del prólogo. Ya te darás cuenta cuando la leas.

Imagen, este blogger.

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