Por sus declaraciones en las entrevistas brindadas a raíz de la novela “Abril rojo”, ganadora del premio Alfaguara 2006, el joven escritor peruano Santiago Roncagliolo (Lima, 1975) daba a entender que su interés en los años de la violencia política que se vivió en Perú iba a ser el tópico de su siguiente publicación.
La violencia política, acaecida por más de quince años, sigue siendo motivo de debates encontrados en todos los aspectos. La literatura no ha sido ajena a ellos, su tratamiento en la ficción es un suceso que no se está tratando desde hace poco, por el contrario, desde los años previos al estallido de la primera incursión del grupo político-subversivo Sendero Luminoso, algunos narradores peruanos empezaron a delinear el fenómeno para explicarlo, en parte, a través de la ficción, prueba de ello es el gran cuento “Una vida completamente ordinaria” de Miguel Gutiérrez, publicado originalmente en la revista Narración e incluido en la muy buena antología sobre la violencia política “Toda la sangre” del crítico Gustavo Faverón Patriau.
El abordaje a estos oscuros años que muchos peruanos quieren olvidar también ha dado verdaderas joyas en el formato de novela, como “Rosa cuchillo”, de Óscar Colchado Lucio; “Retablo”, de Julián Pérez; “Radio Ciudad Perdida”, de Daniel Alarcón; y “La hora azul”, de Alonso Cueto.
“La cuarta espada” es una crónica novelada sobre el fundador del grupo terrorista Sendero Luminoso, Abimael Guzmán. Estamos ante un libro que no pretende dar una versión definitiva de ese líder sanguinario, es, ante todo, un acercamiento a los móviles internos que intentan explicar qué es lo que llevó a Guzmán a embarcarse en una empresa que generó los ríos de sangre de más 70 000 peruanos. En ese aspecto, exigirle a Roncagliolo un rigor investigativo está demás puesto que en el mismo texto el escritor deja en claro lo difícil que es, por ejemplo, conseguir una entrevista con Guzmán, recluido en una de las cárceles de máxima seguridad del mundo ubicada en una base naval, como también llegar a gozar de la confianza de las herméticas personas que lo acompañaron en esa locura que ellos llamaban “guerra popular”.
Roncagliolo, como buen narrador de asunto, apela a las técnicas novelescas para brindarnos una historia real, o siendo más agudos, su historia, su versión, por eso, hubiera sido saludable que el subtítulo en lugar de consignar “La historia de Abimael Guzmán y Sendero Luminoso”, hubiera tenido un singular “La historia de Abimael Guzmán y Sendero Luminoso, según Santiago Roncagliolo”.
Dividido en “La escuela del terror”, “La Guerra” y “La cárcel”, “La cuarta espada” cumple con su cometido: se deja leer, atrapa al lector, y nos permite conocer los puntos de vista de quienes conocieron abiertamente y veladamente a Abimael Guzmán, y también deducir qué piensa Roncagliolo sobre esos años, y sobre la sensación que le dejó meterse de lleno en un trabajo periodístico, por encargo, signado por el aura de lo imposible por redondearlo.
De las tres partes de este libro, pues no dejo de reconocer que las tres me gustaron, y quizá sea “La cárcel” la sección que más atraiga ya que es en ella donde Roncagliolo logra tener un contacto directo con la terrorista Elena Iparraguirre, pareja sentimental de Guzmán que se encuentra en una cárcel para mujeres. El encuentro del escritor con esta terrorista termina cerrando la búsqueda que termina dando sentido a este libro, y llama la atención de que la llegada a ella se haya dado por medio de los cauces del azar, senderos que sólo ofrecen las buenas novelas, ya que el contacto con Iparraguirre se lo proporciona un pastor evangélico que asistió a la presentación de “Abril rojo” en Lima, a mediados de 2006, o sea, en pleno tour book.
“La cuarta espada” es un libro polémico, en más ocasión tuve ganas de escribirle un mail a Roncagliolo para dejarle por sentado mi parecer, sin embargo, un libro que no genera polémica, que no es capaz de levantar críticas, favorables o contrarias, es sencillamente basura. Y en ese lado “La cuarta espada” está muy lejos de la indiferencia.
Este libro seguramente será muy vendido en España y en los países de Latinoamérica, por ello, no debe ser tomado como una verdad absoluta, sino que sirva de motivación a quienes no conozcan de esos aciagos años y, en especial, de Guzmán a buscar los otros libros que desmenuzan estos tópicos, como el referencial “Sendero” del periodista Gustavo Gorriti.
Por otro lado, no puedo dejar de decir lo siguiente: es de muy mal gusto que algunos periodistas que han “maltratado” al autor, ya sea a través de entrevistas o artículos, no se hayan tomado el trabajo de leer en su integridad el libro (pésima costumbre generada por el apuro de la bendita primicia), porque como escribí líneas arriba, ésta es la versión de Roncagliolo, y él lo deja por sentado en el libro mismo.
Editorial: Debate.
Esta reseñá apareció publicada el 25 de noviembre en el Diario Siglo XXI de Castellón, España.
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